El P. Fernando Bravo IVE junto a un grupo de refugiados y prófugos en la parroquia católica de Samos [24/12/2017].

Los días previos a las fiestas de la Navidad no fueron los mejores para la navegación por el Mar Egeo en cuanto a condiciones climáticas se refiere. A partir del 22 de Diciembre muchos viajes en ferry [barco de pasajeros] fueron cancelados y otros demorados. Todo esto generó muchas dificultades para una innumerable cantidad de personas que planeaban viajar por mar a pasar la Navidad con familiares y amigos.

Tampoco significó eso una dificultad menor para tantos sacerdotes que debían celebrar las ceremonias religiosas de la Navidad en diversas comunidades parroquiales ubicadas no solo en las Islas Cícladas, sino en otras islas del Egeo.  Concretamente existía una gran probabilidad de que fueran cancelados los viajes desde Syros a Samos durante esos días, y consecuentemente, que nuestra comunidad católica en Vathí se quedase sin la Santa Misa de Nochebuena y de Navidad.

Sabíamos en efecto que los parroquianos, junto a un gran número de cristianos católicos prófugos y refugiados, se estaban preparando activamente para celebrar del mejor modo la Misa de Nochebuena, y que esperaban con ansia la venida de un sacerdote. Ese entusiasmo y esa esperanza de tantos hermanos fue lo que, a pesar de todos los contratiempos, hizo que pudiera enfrentar con paciencia un viaje en barco desde Tinos a Samos que duro tres días…

En efecto, luego de estar más  de un día varado en la isla de Syros, finalmente el ferry  partió hacia Samos el Sábado 23 por la tarde. El viento era intenso y el oleaje muy agitado. Por momentos parecía que el barco se iba a dar vuelta. Algunos pasajeros que estaban de pie en un momento se cayeron al piso al golpe de una ola. Otros sufrían descomposturas y se oía por los altavoces a la tripulación pedir la ayuda de médicos, si los había entre los pasajeros. Ese viaje durante la noche duró unas 12 horas, debido a que el barco demoraba mucho en hacer las maniobras de atraque y desatraque en el puerto de cada isla donde se detenía. Yo no pude dormir en toda  la noche, porque además era la primera vez que navegaba por aquella zona y tenia miedo de pasar de largo mi destino, por lo que pude observar cómo las olas empapaban a los pasajeros que descendían o ascendían al barco en cada puerto. Con unas condiciones climáticas más tranquilas, arribamos finalmente al puerto de Vathí en Samos el Domingo 24 a las 8:30 de la mañana.

Samos se encuentra a solo 2 km. de la costa de Turquía, por ello es uno de los puntos hacia donde se dirigen los barcazas atestadas de refugiados que provienen de las zonas de conflicto y pobreza de Oriente Medio y del Norte de África. Al arribar a Samos se encuentran en territorio griego, por ende en la Unión Europea, y piden asilo. En el campo de refugiados de Samos hay unas 2.000 personas, entre adultos, jóvenes y niños de ambos sexos. Permanecen en el campo hasta que se les concede el derecho al asilo y continúan entonces su viaje hacia otros países de Europa. Aproximadamente 140 de ellos son cristianos católicos, y son los que, en su gran mayoría, asisten cada Domingo a la Misa en la iglesia católica del puerto en Vathí.

La Misa de Nochebuena en la parroquia católica de Vathí estaba programada para las 22:30 hs., pero el templo se llenó de nuestros hermanos refugiados desde las 21:00 hs.! Con mucho empeño aprendían y ensayaban cantos navideños en francés (la mayoría de ellos procede del Norte de África), como también los textos que debían leer durante la Misa. Fue entonces cuando comprendí que la Providencia de Dios no permitió que todas esas personas, tan necesitadas de Dios y de nosotros, se quedasen sin lo principal de la Navidad, o sea la Santa Misa. Más tarde llegaron los parroquianos de la isla, que casi no encuentran lugar en el templo de tan lleno que estaba. Una escena similar se vió los días siguientes para la Misa de Navidad el 25 y la de San Esteban Protomártir el 26.

Todos esos refugiados, hermanos nuestros por el Bautismo, encuentran en nuestra pequeña iglesia de la Dormición de la Santísima Virgen María  en Vathí el consuelo del Señor para sus almas, encuentran en nosotros, sacerdotes o parroquianos, esa acogida fraternal que les permite sentir su dignidad como hijos de Dios y hermanos nuestros.

Nuestro templo en la ciudad desde hace tiempo perdió su cruz, “se la llevó el viento” dicen… Pero aún permanece en la fachada del antiguo monasterio de los Padres Blancos Misioneros de África la estatua de la Virgen, en su advocación de la Inmaculada Concepción, que con sus manos juntas y su mirada fija en el Cielo continúa  rezando por tantas personas que lo necesitan. Ella permanece allí incólume y por eso también permanece firme nuestra esperanza de un futuro mejor para la comunidad católica en Samos.

P. Fernando Bravo, IVE

El ex convento de los Padres Blancos en Samos.
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